Rafael Sanzio
El Maestro de Urbino
Supo retratar como nadie la delicadeza y la belleza. Sus obras son las más reproducidas en la actualidad. Se apoya en el estilo de otros pintores, sin perder su signo de personalidad. Mantiene el equilibrio entre línea, volumen y color, además de la proporción; pero sobre todo, es por la dulzura por lo que destacan sus obras.
Biografía
Rafael Sanzio (1483-1520), mamó desde pequeño la pintura: Su padre fue pintor de la corte del duque. De su situación acomodada en la corte, equívocamente se cree que sus inicios fueron favorables; tal y como Claudio Strinati asegura en su libro “Rafael”. Fue aprendiz del pintor Perugino, principal influencia en sus primeras obras. Se convirtió en un artista solicitado en la corte de Urbino donde realizó entre otros, Las Tres Gracias, que dan título a nuestro blog. Pasó cuatro años nómadas, donde adquirió las influencias florentinas y de Leonardo Da Vinci; ambas reflejadas en las vírgenes que retrató, donde destaca La Madona del Jilguero. En 1508 se trasladó a Roma, solicitado por el Papa. Decoró las Estancias del Vaticano; considerados sus frescos como unos de los más famosos de la historia. En esta etapa también elaboró retratos como La Fornarina. En su última obra, La Transfiguración, se muestra el último giro que dio a su estilo: orientado al proto-bárroco.
Obras relevantes
Muchos han sido los estudios que se han dado en torno a la significación de estos frescos. Contó con la ayuda de sus discípulos, que a su muerte terminaron el proyecto. Entre las pinturas que habitan en ellas destacan las de la Sala de la Signatura. En este mismo orden, tomará especial relevancia La Escuela de Atenas, sobre estas líneas; que esconde minuciosos e interesantes detalles a desgranar.
Curiosidades
¿Sabías qué…?
¿Se dice que el arquitecto Bramante, coló a su amigo Rafael en la Capilla Sixtina para que contemplara el trabajo que realizaba Miguel Ángel y que por ello éste último le acusó de plagio?
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